"Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón"
W. Shakespeare

martes, 18 de mayo de 2010

El séptimo arte: "El Mago de Oz"

Poco a poco se me van ocurriendo más temáticas que puedo añadir al blog. Realmente aún no he cogido el hábito de postear todos los días (y supongo que, por lo menos, hasta que pasen los exámenes, será inútil intentarlo) pero aquí estoy de vuelta.

Bien, el nuevo tema que añadiré al blog será "El séptimo arte". Al fin y al cabo, estoy estudiando Comunicación Audiovisual y ya os he hablado de teatro, he hecho una entrada sobre fotografía...así que qué menos que dedicarle también al cine su rinconcito particular en este blog.
Desde mi humilde punto de vista criticaré/alabaré/comentaré/os informaré sobre películas que haya visto reciente y no tan recientemente, al igual que haré referencia a grandes clásicos como es el caso de la película con la que comienzo esta nueva "seccion", por llamarlo de algún modo.

"El mago de Oz"


Dirección: Victor Fleming País: EEUU Año:1939 Género:Musical Duración:101 minutos

Junto con Mary Poppins y los clásicos Disney "El mago de Oz" es, sin suda, la película de mi infancia y aún a día de hoy una de mis películas favoritas.
Judy Garland interpreta a Dorothy, una huérfana que vive en Kansas con sus tíos y que es arrastrada por un tornado hasta un mundo de fantasía habitado por munchkins, hadas,magos, brujas.... Allí comenzará un viaje hacia la tierra de Oz con el espantapájaros, el hombre de hojalata y el león.

A pesar de que el maquillaje de la bruja del Este (que estuvo a punto de envenenar a la actriz) está al alcance de cualquiera que vaya hasta una tienda de disfraces, de que los efectos especiales resulten a día de hoy anticuados o de que te de la impresión de que si los actores dan un paso se estamparán contra el decorado, cada vez que veo"El mago de oz" me siento como si tuviera 5 años. A mi modo de ver, todos esos "defectos" (totalmente comprensibles ya que estamos hablando del año 39) es lo que la hacen tan especial, tan entrañable.



Las buenas películas no se agotan, las ves una y otra vez y siguen haciéndote soñar como si nunca las hubieras visto antes. A mi me pasa esto con "El mago de Oz". Me siento como cuando era pequeña y cantaba "Somewhere over the rainbow" en el salón de mi casa con el vestido de cuadros blancos y azules que me había hecho mi abuela. Sigo queriendo ser Judy Garland y dirigirme hacia Oz por el camino de baldosas amarillas con mis preciosos chapines de rubí...aunque, al final, al igual que en la película, vuelvo a casa porque, como decía Dorothy...

"Se está mejor en casa que en ningún sitio"

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