"Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón"
W. Shakespeare

jueves, 5 de mayo de 2011

"He visto a Nuria Espert"


"He dirigido a Nuria Espert" Así empieza el texto que nos dedica el director a los espectadores en el panfleto de su espectáculo "La violación de Lucrecia"
"El trabajo de estos meses ha sido el más duro que recuerdo en toda mi carrera; parecido, quizás a Las criadas o a Maquillaje. Ha mezclado placer, fatiga física y mental y en algunos momentos profundo desconcierto. Eso es el teatro para mi" Y así es como terminan las palabras que nos dedica la única e impresionante protagonista de "La violación de Lucrecia".

La pieza, dirigida por Miguel del Arco es una reinterpretación teatral del poema de Shakespere y está protagonizada por una de las mejores actrices del teatro español, Nuria Espert.
Un poema que relata la causa del fin de la monarquía romana y la posterior instauración de la república. Un texto en el que tienen cabida un gran abanico de sentimientos humanos: desde el odio hasta el amor, pasando por la venganza, la soberbia, la lujuria, el miedo, la vergüenza... Un texto que me ha permitido decir a mi, yonki del teatro y espectadora fascinada: "He visto a Nuria Espert" Y es que, como decía mi más fiel compañera teatral el otro día, antes de comenzar la función: "Nunca pensé que iba a poder ver a la Espert, ya me puedo morir tranquila" Y, además, con un texto de Shakespere, que se dice pronto.

Es, sencillamente, magnífica. Nuria Espert es la narradora, pero a su vez, sufre en sus carnes las desventuras de todos los personajes. Es víctima y verdugo en cuestión de segundos. Encarna a Tarquino, cuyos deseos irrefrenables le llevan a cometer un acto horrible contra la mujer de su amigo y también a la propia Lucrecia que sufre irremediablemente las consecuencias de dicho acto. Su interpretación hace que saltes de un sentimiento a otro en cuestión de segundos, crea vida en un escenario prácticamente vacío como sólo una actriz de su categoría puede hacer. Sientes repulsión y compasión a la vez y te embarga una tristeza enorme al contemplar el inevitable final. Una cama, una silla, una mesa y una actriz. Y no hace falta más. Ella crea a todos los personajes y nos regala, a cada uno de los espectadores, una interpretación impresionante. Crea esa “magia” propia del teatro que no se puede explicar, que hay que vivir.

Lo único malo de todo esto, es que, como siempre que voy al teatro, me quedo con mono y sólo puedo pensar en la próxima función :)

http://www.youtube.com/watch?v=C4GRLnN5_lM